Teoría clásica o neoclásica del mercado de
trabajo
La
economía clásica o también llamada neoclásica se podría definir como un
resultado de un producto de varias escuelas de pensamiento en economía, con un
enfoque económico basado en el análisis marginalista, y con sus formulaciones basadas en el principio de utilidad marginal
decreciente. Esta definición es complicada, ya que, el término no está claro
debido a la evolución temporal y de las distintas perspectivas de esta teoría,
puesto que existen varias generaciones.
La
teoría clásica surgió en 1776 con la obra de Adam Smith “La riqueza de las
naciones”, y hacia finales del siglo XIX le sucedió la economía neoclásica.
En
la economía clásica Adam Smith y David Ricardo eran los máximos representantes,
y se identificaban con una economía política basada en el capitalismo. Smith en
su obra criticó el mercantilismo y desarrollo su idea de que el mercado se basa en una competencia perfecta, en la que el estado
no debe intervenir en el funcionamiento de los mercados, ya que, por medio de
una "mano invisible", se pensaba que sería capaz de
autoregularse y generar bienestar para todos. A la
vez, propuso que la clave del bienestar social está en el crecimiento
económico, que se consigue a través de la división del trabajo, surgió así, la
especialización del trabajo, reduciendo así, los costes de producción.
Mientras, David Ricardo también quería explicar a través de la teoría del valor
que la dinámica
de la economía en los mercados.
En
definitiva, los economistas clásicos, a partir de su idea de “laissez faire del
mercado” identificaban la riqueza de la
nación con el producto nacional bruto, en lugar del dinero del Estado. Este
producto nacional seria transformado en trabajo, que realizado por los
individuos, y el capital del estado se repartiría en forma de salario.
El
pensamiento neoclásico, evoluciono y por tanto es difícil definir la economía
clásica de una manera sencilla. El pensamiento neoclásico era criticar parte de
las ideas marginalistas de la teoría clásica para reemplazarla. También
intentaban explicar la idea de que el
mercado de empleo es como un mercado de bienes y servicios, en el que los
agentes económicos son racionales y tratan de maximizar su beneficio.
Los
salarios son el precio que hay que pagar a los agentes económicos por su
trabajo. Así, cuanto mayores sean los salarios, menor será la cantidad que se
demanda y mayor la cantidad que se ofrece al mercado de trabajo. El análisis
neoclásico basado en la Ley de Say en el que se define el nivel de empleo (pleno empleo; en el que el nivel de producción
agregada condiciona a la oferta sobre la demanda. Como se supone que es un
mercado de bienes y servicios, con unas curvas de oferta y demanda (color azul)
y cualquier cambio que se produzca en las curvas de demanda y oferta (color
negro) provocaran un nuevo equilibrio de mercado en el que se igualen, de
nuevo, oferta y demanda.
En la economía neoclásica surgen dos clases de paro, voluntario e involuntario, que pueden producirse dentro de este
esquema. En el punto de equilibrio todos los trabajadores que lo deseen
encuentran un empleo, pero habrá una cierta cantidad de personas que no estarán
dispuestas a trabajar por encontrar excesivamente bajos los salarios, eso
será desempleo voluntario. Pero si surgiese algún factor externo que
impida un reajuste de los salarios, aparecerá el paro involuntario.
Teoría keynesiana
John Mynard Keynes:(1883-1946): economista británico, sus ideas
tuvieron una gran repercusión en las teorías económicas y políticas modernas,
así como también en las políticas fiscales de muchos gobiernos .Keynes y sus
seguidores destacaron no solo el carácter ascendente de la curva de oferta, en
contraposición con la visión clásica, sino además la inestabilidad de la
demanda agregada, proveniente de los shocks ocurridos en mercados privados,
como consecuencia de los altibajos en la confianza de los inversionistas.
Keynes proponía políticas fiscales y monetarias activas debido a el énfasis que
había en la demanda, para contrarrestar las perturbaciones de la demanda
privada por lo que es particularmente recordado por su aliento a una política
de intervencionismo estatal, a través de la cual el estado utilizaría medidas
fiscales y monetarias con el objetivo de mitigar los efectos adversos de los
períodos recesionarios de las fluctuaciones cíclicas o crisis cíclicas de la
actividad económica. Los economistas lo consideran uno de los principales
fundadores de la macroeconomía moderna.
Características de
la Teoría Keynesiana
Las teorías
nacieron durante la gran depresión cuando Estados Unidos y Europa estaban
hundidos en una gran crisis y las teorías económicas clásicas se derrumbaban al
igual que el sistema económico capitalista que intentaba recuperarse
exclusivamente por sus propios mecanismos internos. El modelo keynesiano partía
de considerar la renta nacional como dependiente de la demanda efectiva.
En consecuencia, la renta
nacional pasa a depender de los componentes de la demanda efectiva. A su vez,
el primero estaba determinado por la propensión marginal al consumo (o parte de
la renta personal que se destina al mismo), mientras que la segunda estaba
influenciada por la propensión a invertir, el multiplicador de la inversión y
la relación entre la eficiencia marginal del capital y el tipo de interés.
El tipo de interés adquiría
el valor de equilibrio entre la preferencia por la liquidez y la cantidad de
dinero en circulación. Cuanta más alta fuera la diferencia entre eficiencia
marginal del capital y el tipo de interés, mayor sería la propensión a
invertir. De este modelo se desprendía pues, como medidas para la disminución
del paro permanente involuntario, la adopción de una serie de políticas
económicas intervencionistas, a saber: aumento de la creación de dinero, lo que
redundaría en un descenso del tipo de interés; aumento del gasto público,
especialmente en inversión en infraestructuras, con el fin de potenciar la
demanda efectiva; una activa redistribución de la renta y, por último, una
política comercial proteccionista, para defender los empleos de las industrias
nacionales.
En todos estos aspectos, las
teorías económicas keynesianas se convirtieron en el nuevo paradigma que
deberían seguir los gobiernos occidentales tras la posguerra, y pueden
considerarse como las bases del moderno Estado del Bienestar. El modelo
macroeconómico fue considerado por la determinación de la renta y el empleo a
partir de la demanda global existente, además de mencionar la necesidad de
mantener el poder adquisitivo de los salarios.
Su influencia no se limitó a los países de
habla inglesa, sino que se extendió por todo el mundo no comunista, más, por
los países muy desarrollados que se enfrentaban a problemas similares de
estabilización económica.
Teoría Keynesiana y desempleo:
La explicación de las causas del
paro o desempleo afirmaba que este se
debía a estructura rígida en el mercado de trabajo que impedía que los salarios
bajaran hasta el nivel de equilibrio.
La idea que subyace en este modelo
lo afirma que cuando existe desempleo masivo en el mercado de trabajo, la
disponibilidad de los trabajadores sin empleo debe reducir los salarios hasta
el punto de que algunos no estarían dispuestos a trabajar (por lo que se
reducirá la oferta de mano de obra) y que las empresas estarían dispuestas a
aumentar su plantilla a medida que el menor costes a pagar (el salario)
hicieran rentable la contratación. La principal innovación de Keynes consistió
en afirmar que el desempleo puede deberse a una insuficiencia de la demanda y
no a un desequilibrio en el mercado de trabajo.
La revolución Keynesiana implica
que, en la terminología macroeconómica, el mercado de bienes estaría en una
situación de equilibrio de subempleo al no permitir el equilibrio del mercado
del trabajo, por lo tanto, en este último, los empresarios no contratan a los
trabajadores que necesitarían para maximizar beneficios si hubiera suficiente
demanda en el mercado de bienes.
Otro importante aspecto de la
moderna teoría macroeconómica parte de la importancia que Keynes otorgaba al
efecto de la incertidumbre sobre el comportamiento económico. Se trata de
analizar la información aritmética para explicar el desempleo agregado,
utilizando también algunos de los elementos de la teoría de juego. El énfasis
del Keynesianismo en la demanda como determinante clave del nivel de producción
a corto plazo permitió avanzar en otras áreas de la macroeconomía. En parte se
pudo iniciar el desarrollo la contabilidad nacional y de conceptos tales como
el gasto total de consumo, en formación de capital (producción de maquinaria,
fabricas), en consumo público y en exportaciones e importaciones, que
constituyen los elementos claves que compones la demanda final agregada (en
contraposición con la demanda de bienes intermedios) de la economía.
Según Keynes, cuando la demanda
agregada es insuficiente, las ventas disminuyen y se pierden puestos de
trabajo, cuando la demanda agregada es alta y crece, la economía prospera.
Los salarios de eficiencia
Los
salarios de eficiencia están encuadrados en el nuevo keynesianismo para
explicar el desempleo de las economías de mercado contemporáneas. No es una
teoría general aunque ayuda a entender determinados comportamientos del mercado
de trabajo.
La
teoría de los salarios de eficiencia explica el efecto que tiene que los
gerentes de determinadas organizaciones utilicen los incentivos salariales,
para que este salario sea mayor que el de la media, y así conseguir que la
productividad de los trabajadores aumente. Esta productividad laboral viene
reflejada en los altos salarios que se pagan a los trabajadores.
En
el modelo de eficiencia, el origen del desequilibrio se encuentra en que los
gerentes no tienen total acceso a la información: los gerentes no pueden
conocer exactamente el esfuerzo que realizan los trabajadores en el desempeño
de las actividades laborales y, sobre todo, si estos trabajadores realizan el
esfuerzo máximo o no. Con el objetivo de que los empleados realicen el máximo
esfuerzo, el empleador va a pagar al trabajador un salario superior al de la
media. Este salario más elevado que el de otras empresas se denomina salario de
eficiencia. El asalariado pondrá entonces todo su empeño y realizará las tareas
con el máximo esfuerzo para conservar su empleo (evitar el shirking). En
contra, si su salario se encuentra al mismo nivel que en el resto de las
empresas, el trabajador no realizará el máximo esfuerzo en la jornada laboral
ya que no le importará cambiar de empresa en caso de despido (shirking). A esto
se le llama salario de reserva.
Según
esta teoría el salario mantiene una relación directa con el trabajo; cuanto más
salario le ofrezca el gerente al empleado, mayor esfuerzo desempeñará este en
el trabajo.
Si
todas las empresas deciden aumentar los salarios, se producirá un descenso de
la demanda laboral (D).Además, debido a los altos salarios, los gerentes de las
empresas tendrán una actitud reacia a la contratación de nuevos trabajadores.
El efecto de esta teoría supondrá un desempleo en masa debido a la actitud
reacia de los gerentes de contratar a nuevos trabajadores. El análisis que
realizan los keynesianos pone el nombre de equilibrio de subempleo a este
desequilibrio laboral.
Pero
por otra parte, a largo plazo los costes de la empresa se verán disminuidos. La
explicación a este fenómeno es que los gerentes van a invertir más en formación
del capital humano ya que al remunerarles un salario mayor se asegura que no
van a rescindir sus contratos por voluntad propia. Al proporcionarles una mayor
formación, que debe ser específica a cada puesto de trabajo, la productividad de
los empleados aumenta. Además la empresa ahorra en costes de despido y de
reclutamiento y selección de personal.
Esta
teoría también tiene muy presente la discriminación salarial; según los
defensores de ésta, los trabajadores más cualificados y que se esfuercen más
deben recibir los salarios más altos, y así al contrario. Esto significa que
los trabajadores que por su naturaleza no sean tan aptos como otros para
realizar determinados trabajos, nunca recibirán un salario tan “digno”. Los
salarios determinan la posición en la jerarquía de la empresa; aquellos
trabajadores que reciben los salarios más altos, son aquellos que están en la
cúspide(o se acercan a ella) de la organización.
Teorías
o micro fundaciones que explican los salarios de eficiencia:
- Minimizar la rotación laboral: Al
aplicar esta teoría se minimiza la rotación laboral de los trabajadores ya
que todos ellos se esfuerzan por permanecer en la empresa que remunera de
una forma más alta a sus trabajadores. Además según la selección adversa,
al pagar los salarios más altos, la empresa atraerá a los trabajadores más
capaces y tendrá una amplia gama de selección.
- Según las teorías nutricionales,
los salarios de eficiencia provocan que el empleado se nutra y tenga una
salud mejor, lo que implica que el trabajador esté más contento y la
productividad sea mayor.
- Las teorías sociológicas también
defienden que un salario más alto influye positivamente en la moral de los
trabajadores y, por consiguiente, en la productividad.
- Evitar el shirking: Si el empleado
n tiene una motivación salarial, no se esforzará al máximo en la
realización de las tareas. Con los altos salarios se consigue el máximo
esfuerzo por parte de los empleados.
En conclusión, con los salarios de
eficiencia se consigue que los trabajadores se esfuercen al máximo, se minimiza
la rotación laboral y, por otra parte, se origina un desempleo en masa
denominado equilibrio de subempleo.
Teoría de los insiders-outsiders
La teoría, o el modelo de los insiders / outsiders es un modelo teórico de la Nueva economía keynesiana que permite explicar ciertas rigideces a la contratación sobre el mercado del trabajo. Apareció en 1988, sobre todo con los trabajos de los economistas AssarLindbeck y Dennis Snower.
La teoría, o el modelo de los insiders / outsiders es un modelo teórico de la Nueva economía keynesiana que permite explicar ciertas rigideces a la contratación sobre el mercado del trabajo. Apareció en 1988, sobre todo con los trabajos de los economistas AssarLindbeck y Dennis Snower.
El modelo
teórico
Este modelo opone por un lado los insiders, por ejemplo asalariado con un contrato estable, y por otro los outsiders, desempleados. Los outsiders, a menudo jóvenes (18-24 años) y poco cualificados, estarían dispuestos a trabajar por un salario menos elevado que los insiders
Este modelo permite observar el hecho de que en la decisión de contratación el importe del salario no es el único elemento a entrar cuenta. El empresario, en su decisión de contratación o de renovación de empleado, tendrá que integrar el coste del turnover, que comprende por ejemplo el coste de despido del anciano personal, el de reclutamiento, el coste de adaptación de la mano de obra a la plaza, así como el aguante de los empleados en el lugar. Por otra parte, la fijación de un salario mínimo por la ley constituye una desventaja relativa para la contratación de outsiders, que son generalmente, al principio, poco productivos.
El análisis en término de insiders/outsiders insiste así sobre el rol de la acción, y sobre todo de la acción sindical, de los insiders, que disponen de medios de presión sobre la dirección empresarial (huelga, piquetes de huelga). Su poder de negociación es elevado y les permite obtener aumentos que llevan sus salarios más allá de la remuneración actual del mercado del trabajo, en detrimento de la contratación de nuevos asalariados y de la eficacia de la empresa. En este caso, Los insiders privilegian su interés individual antes el bien colectivo.
La teoría conduce a concluir que favorecer la flexibilidad del mercado del trabajo conducirá a un reparto más justo de los trabajos, pues cada uno podrá perder su trabajo frente a un outsider más competente. Del mismo modo, reduciendo el riesgo y el coste de despido causado por las estrategias de las insiders, los empresarios, éstos serán más proclives a contratar, y por tanto a reducir el paro proporcionalmente a lo que aumenta la productividad de su empresa.
Límites de la teoría
Existe, por una parte una demanda laboral insatisfecha de los desempleados, pero el fenómeno insiders / outsiders de esta teoría neo-keynesiana no puede explicar la situación global sobre el mercado del trabajo.
Se puede reprochar a esta teoría neo-keynesiana su carencia de realidad humana: en efecto hay una oferta laboral insatisfecha, pero este fenómeno no es representativo del paro global ; extiende además a hacer aparecer como los favorecidos a los asalariados que disponen de un contrato laboral tradicional (CDI) con sus ventajas sociales, cuyas víctimas serían los outsiders, siempre listos a trabajar.
Para los economistas marxistas, la acción de los insiders favorece la contratación a condiciones ventajosas (por ejemplo bajo contrato a duración indeterminada antes que determinada), y por tanto puede verse no como una lucha contra la corporación, sino como una lucha para establecer unos determinados estándares.
Estos economistas consideran que la teoría de los insiders / outsiders tiene como objetivo hacer endosar la responsabilidad del paro a los individuos de la clase obrera, mientras que nace según ellos de la lógica capitalista (es decir la clase burguesa) según la cual el paro ya no es un problema, ya que se crea un ejército de reserva que siempre estará disponible a menor coste, y que permite en los empresarios encontrarse en posición ventajosa sobre el mercado del trabajo.
Aplicaciones de la teoría.
Estadísticamente la población en elevado riesgo de paro y de pobreza reagrupa personas que tienen una floja formación profesional y/o las discapacidades físicas y mentales. Esta lámina de la población está típicamente «fuera » del mercado laboral (« los outsiders ») y la más susceptible de ser contratada en último lugar. Por comparación, los que tienen una buena formación profesional y experiencia son los insiders. A tenor de esta seria dicotomía, los outsiders no serán contratados durante las fases de bonanza económica
Para facilitar la contratación de los outsiders, su coste de contratación para la empresa debería ser más bajo y las restricciones para contratar deberían disminuir. En ciertos países de Europa continental como Francia o Alemania, el sistema social favorece la existencia de insiders (Salario mínimo, Seguridad social, 35 horas, 6 semanas de vacaciones, obligadas contra el despido, etc.) Todo esto disminuye la productividad marginal de los empleados, baja la demanda global laboral empresarial, y ejerce una influencia negativa sobre los salarios y sobre el paro
Otra aplicación de la teoría puede encontrarse en el caso de los inmigrantes clandestinos. Como se ha podido ver en el sur de los Estados Unidos estos 20 últimos años, un aumento suficientemente grande de inmigrantes clandestinos empuja los salarios de los trabajadores no cualificados hacia abajo y aumenta el paro oficial.
Las empresas asumen el riesgo de comprometer trabajadores ilegales, ya que les sale mucho más barato. Con el fin de luchar contra este fenómeno, las políticas ponen en marcha campañas de control en las empresas con el objetivo de que estas regularicen (o expulsen) a los inmigrantes en situación irregular.
Frente a la situación la asfixia financiera del Reino Unido en los años 1970, tales medidas fueron integradas en el programa económico del primer ministro Británico Margaret Thatcher. El fracaso de la Huelga de los menores británicos de 1984-1985 debilitó seriamente el sindicalismo inglés.
Este programa aportó la prosperidad en las empresas y redujo el número de desempleados, pero favoreció la emergencia de trabajadores a débiles ingresos. Posteriormente, Tony Blair tomó medidas (Salario mínimo) para enfrentar esta situación.
Este modelo opone por un lado los insiders, por ejemplo asalariado con un contrato estable, y por otro los outsiders, desempleados. Los outsiders, a menudo jóvenes (18-24 años) y poco cualificados, estarían dispuestos a trabajar por un salario menos elevado que los insiders
Este modelo permite observar el hecho de que en la decisión de contratación el importe del salario no es el único elemento a entrar cuenta. El empresario, en su decisión de contratación o de renovación de empleado, tendrá que integrar el coste del turnover, que comprende por ejemplo el coste de despido del anciano personal, el de reclutamiento, el coste de adaptación de la mano de obra a la plaza, así como el aguante de los empleados en el lugar. Por otra parte, la fijación de un salario mínimo por la ley constituye una desventaja relativa para la contratación de outsiders, que son generalmente, al principio, poco productivos.
El análisis en término de insiders/outsiders insiste así sobre el rol de la acción, y sobre todo de la acción sindical, de los insiders, que disponen de medios de presión sobre la dirección empresarial (huelga, piquetes de huelga). Su poder de negociación es elevado y les permite obtener aumentos que llevan sus salarios más allá de la remuneración actual del mercado del trabajo, en detrimento de la contratación de nuevos asalariados y de la eficacia de la empresa. En este caso, Los insiders privilegian su interés individual antes el bien colectivo.
La teoría conduce a concluir que favorecer la flexibilidad del mercado del trabajo conducirá a un reparto más justo de los trabajos, pues cada uno podrá perder su trabajo frente a un outsider más competente. Del mismo modo, reduciendo el riesgo y el coste de despido causado por las estrategias de las insiders, los empresarios, éstos serán más proclives a contratar, y por tanto a reducir el paro proporcionalmente a lo que aumenta la productividad de su empresa.
Límites de la teoría
Existe, por una parte una demanda laboral insatisfecha de los desempleados, pero el fenómeno insiders / outsiders de esta teoría neo-keynesiana no puede explicar la situación global sobre el mercado del trabajo.
Se puede reprochar a esta teoría neo-keynesiana su carencia de realidad humana: en efecto hay una oferta laboral insatisfecha, pero este fenómeno no es representativo del paro global ; extiende además a hacer aparecer como los favorecidos a los asalariados que disponen de un contrato laboral tradicional (CDI) con sus ventajas sociales, cuyas víctimas serían los outsiders, siempre listos a trabajar.
Para los economistas marxistas, la acción de los insiders favorece la contratación a condiciones ventajosas (por ejemplo bajo contrato a duración indeterminada antes que determinada), y por tanto puede verse no como una lucha contra la corporación, sino como una lucha para establecer unos determinados estándares.
Estos economistas consideran que la teoría de los insiders / outsiders tiene como objetivo hacer endosar la responsabilidad del paro a los individuos de la clase obrera, mientras que nace según ellos de la lógica capitalista (es decir la clase burguesa) según la cual el paro ya no es un problema, ya que se crea un ejército de reserva que siempre estará disponible a menor coste, y que permite en los empresarios encontrarse en posición ventajosa sobre el mercado del trabajo.
Aplicaciones de la teoría.
Estadísticamente la población en elevado riesgo de paro y de pobreza reagrupa personas que tienen una floja formación profesional y/o las discapacidades físicas y mentales. Esta lámina de la población está típicamente «fuera » del mercado laboral (« los outsiders ») y la más susceptible de ser contratada en último lugar. Por comparación, los que tienen una buena formación profesional y experiencia son los insiders. A tenor de esta seria dicotomía, los outsiders no serán contratados durante las fases de bonanza económica
Para facilitar la contratación de los outsiders, su coste de contratación para la empresa debería ser más bajo y las restricciones para contratar deberían disminuir. En ciertos países de Europa continental como Francia o Alemania, el sistema social favorece la existencia de insiders (Salario mínimo, Seguridad social, 35 horas, 6 semanas de vacaciones, obligadas contra el despido, etc.) Todo esto disminuye la productividad marginal de los empleados, baja la demanda global laboral empresarial, y ejerce una influencia negativa sobre los salarios y sobre el paro
Otra aplicación de la teoría puede encontrarse en el caso de los inmigrantes clandestinos. Como se ha podido ver en el sur de los Estados Unidos estos 20 últimos años, un aumento suficientemente grande de inmigrantes clandestinos empuja los salarios de los trabajadores no cualificados hacia abajo y aumenta el paro oficial.
Las empresas asumen el riesgo de comprometer trabajadores ilegales, ya que les sale mucho más barato. Con el fin de luchar contra este fenómeno, las políticas ponen en marcha campañas de control en las empresas con el objetivo de que estas regularicen (o expulsen) a los inmigrantes en situación irregular.
Frente a la situación la asfixia financiera del Reino Unido en los años 1970, tales medidas fueron integradas en el programa económico del primer ministro Británico Margaret Thatcher. El fracaso de la Huelga de los menores británicos de 1984-1985 debilitó seriamente el sindicalismo inglés.
Este programa aportó la prosperidad en las empresas y redujo el número de desempleados, pero favoreció la emergencia de trabajadores a débiles ingresos. Posteriormente, Tony Blair tomó medidas (Salario mínimo) para enfrentar esta situación.
Modelo
DMP o de búsqueda de empleo
En el 2010 fueron galardonados
con el premio Nobel de economía Peter Diamont, Date T. Mortensen y
ChristoferPassarides. Del trabajo de estos tres economistas ha salido, como
resultado de esta simbiosis el modelo DMP (Diamond, Mortensen, Pissarides). La
teoría se centra en los efectos negativos que causan las altas tasas de
desempleo, problema derivado de la actual crisis económica. Sus estudios se
basan en los llamados mercados de búsqueda.
¿Qué es el modelo DMP?
El modelo conocido como DMP, analiza la situación del mercado laboral y para ello usa una relación inversa conocida como Curva de Beveridge (que estudiaremos más adelante en profundidad), la cual relaciona la tasa desempleo y el porcentaje de vacantes que en la mayor parte de los movimientos ocurren en las fluctuaciones de los ciclos económicos. Esta relación no es muy estable y pueden desplazarse a causa de cambios estructurales importantes.
El modelo conocido como DMP, analiza la situación del mercado laboral y para ello usa una relación inversa conocida como Curva de Beveridge (que estudiaremos más adelante en profundidad), la cual relaciona la tasa desempleo y el porcentaje de vacantes que en la mayor parte de los movimientos ocurren en las fluctuaciones de los ciclos económicos. Esta relación no es muy estable y pueden desplazarse a causa de cambios estructurales importantes.
Los
tres premiados hicieron un modelo de las dificultades para casar la oferta y la
demanda en diferentes mercados, centrándose en el laboral. El modelo de
Diamond-Mortensen-Pissarides (o modelo DMP) ayuda a explicar por qué pueden
estar presentes altas tasas de desempleo con numerosas vacantes sin cubrir y
cómo esto puede afectar al desempleo en algunas políticas económicas.
Los
economistas galardonados han modelizado cómo esos procesos de búsqueda de
empleo se ven afectados por las diferentes variables, lo que permite explicar
el papel que juegan factores como los subsidios por desempleo, los salarios o
los costes de contratación y despido en el desempleo. Una de las conclusiones
que se ha sacado es que prestaciones por desempleo más generosas dan lugar a un
mayor desempleo y a periodos de búsqueda de empleo más largos. Mortensen
incidió en cómo la tasa de salida del desempleo aumenta cuando se acerca el
final de las prestaciones. Sin embargo, cierto nivel de prestaciones puede no
solo aumentar el bienestar sino también contribuir a un mejor funcionamiento
del mercado de trabajo, pues permite prolongar la búsqueda de empleo hasta
lograr el resultado más eficiente. Esos hallazgos son útiles para plantear
diseños alternativos de las prestaciones por desempleo.
En
cuanto a las regulaciones para la contratación y el despido, los autores creen
más perjudiciales para el empleo las trabas burocráticas que los costes por
indemnización. Estos economistas también sostienen que un salario mínimo
correctamente fijado puede aumentar al tiempo el nivel de empleo y el
bienestar.
Ellos
elaboraron un modelo matemático del mercado de trabajo que toma en cuenta las
fricciones en el mercado. A diferencia de muchos modelos matemáticos, tiene en
cuenta aspectos de la realidad (no debemos olvidar que la economía es una
ciencia que radica en esta). Se tienen en cuenta la dificultad de encontrar un
comprador potencial cuando estamos vendiendo un producto, gastos en tiempo y
dinero en la búsqueda de un empleo, y la garantía de que alguien compre un
producto determinado que se ofrece en el mercado. En particular el modelo DMP
incorpora variables como la negociación
de salarios, la decisión de las compañías de crear nuevos empleos, cuanto de lucrativo
es para un trabajador un empleo y el flujo total del mercado de trabajo.
¿Cómo funciona el modelo DMP?
Primeramente
consideramos al mercado como un todo. Denominamos con la letra N el número de
trabajadores en el mercado, los cuales pueden estar empleados o desempleados.
Consideramos ahora, una misma rata por la que todos los trabajadores empleados
pierden con el paso del tiempo sus empleos, lo cual es representado por una
constante de destrucción de empleos p. Por otro lado, la rata en la que
los trabajadores desempleados consiguen empleo viene dada por la función a
(V/U), donde V es el número de vacantes en el mercado de trabajo y U es el
número de personas empleadas en un momento del tiempo determinado. La función adecrece
en proporción directa con V/U. Es decir, a mayor número de puestos de trabajo
vacantes en el mercado por trabajador desempleado, será más fácil encontrar
trabajo. Ya se ha dicho que Diamond, Mortensen
yPissarides
incorporaron en su modelo las llamadas fricciones del mercado, esto quiere
decir, que en el modelo DMP se toman en cuenta factores como la facilidad o la
dificultad con que los empleadores encuentran trabajadores para llenar las
vacantes en el mercado laboral y la facilidad con que los trabajadores
encuentran empleo.
Según
los tres autores del modelo DMP el mercado tiende hacia el equilibrio
estableciéndose una rata constante de desempleo. Desde esta perspectiva se
considera que en un cierto momento, en el mercado laboral el flujo de
trabajadores del empleo al desempleo es igual al flujo de trabajadores del
desempleo al empleo. El movimiento de trabajadores del empleo al desempleo
puede representarse por: p(N - U), donde N – U es el número de personas
empleadas. Recuerde que N es el número total de trabajadores en un mercado y U
es el número de trabajadores desempleados y p es la rata constante de
destrucción de empleo en ese mismo mercado. Mientras que el flujo de
trabajadores del desempleo al empleo lo representamos por a (V/U) U. Sí
suponemos que el mercado en un momento t ha alcanzado el equilibrio, se tiene
que ambos flujos son iguales, esto es:
p(N - U)
= a (V/U) U
Usando
el álgebra podemos hallar la rata de equilibrio del desempleo U/N:
p/ (p
+ a (V/U)) = U/N
Con esta fórmula podemos observar que la rata
de equilibrio del desempleo, U/N, esta dependiente de la rata de destrucción
del empleo p y la rata en que se consigue un empleo a. Asumiendo
que la rata a refleja fricciones en el mercado, se tiene entonces que
esas fricciones afectan la rata de equilibrio del desempleo. A partir de esa
fórmula podemos hacer una gráfica de la rata de desempleo respecto a la rata de
vacantes en el mercado, manteniendo a p y a fijos. Esa curva toma
el nombre de curva de Beveridge
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