DETERMINACION DEL
SALARIO
El salario es
la remuneración en dinero, o parcialmente en dinero y en especie, que el
trabajador percibe regularmente de su patrono por la labor realizada
efectivamente en el tiempo convenido o en la jornada legal, así como en
aquellas ocasiones en las que tiene el derecho de no trabajar de acuerdo a lo
que establece la ley. El salario es la remuneración que el patrono a convenido
en otorgar al trabajador por su servicio prestado.
La estipulación
del salario la
realiza libremente el patrono, o en acuerdo con el trabajador. No obstante
existen convenios, normas, reglamentos y decretos que son de obligatorio
cumplimiento. Esta el caso, en primer lugar, de los decretos del EL SALARIO MÍNIMO:
“Es al que
todo trabajador tiene derecho a percibir para subvencionar sus necesidades
normales y las de su familia, en el orden material, moral o cultural”.
Es de
cumplimiento obligatorio, por debajo de él no se puede pactar ninguna
remuneración; lo fija el gobierno, previo estudio del costo de vida y de las
condiciones de la macroeconomía imperantes.
Busca darle
al trabajador un nivel de vida que esté de acuerdo con su posición social y con
la naturaleza de la actividad que desarrolla”.
En segundo lugar está la regla de la igualdad del salario: A trabajo igual, desempeñado en puesto, jornada y
condiciones de eficiencia también iguales, corresponde igual salario.
El trabajo es un factor escaso de
producción, por lo tanto se “vende y compra” en el mercado. Para el productor,
el trabajo es un factor de producción similar a cualquier otro y por lo tanto
lo trata como tal. El productor debe lidiar con el trabajo de la misma manera
que lo hace con sus otros factores de producción. El costo del trabajo, el
salario que deberá pagarse, se determina de la misma manera que el precio de
los otros factores productivos, los salarios no son otra cosa más que precios.
Nuevamente, debemos tener en cuenta
que si bien nos referimos al “trabajo” de forma general, las distintas líneas
de producción requieren diferentes aptitudes del mismo, es decir, no todos los
individuos realizan la misma tarea, y cada uno recibe una remuneración según su
aporte marginal al proceso productivo. Como los salarios son precios y los
mismos dependen de las valuaciones de los individuos, los individuos
determinarán el monto de los mismos al comprar y dejar de comprar los bienes
finales. En última instancia, los salarios, igual que los precios del resto de
los factores de producción, dependerán de lo que los individuos estén
dispuestos a pagar por los bienes finales.
Del mismo modo que los precios, los
salarios se determinan en el mercado, y así como no existen precios fuera del
mercado, tampoco existen salarios fuera del mercado. Como con cualquier otro
factor de producción, los empresarios estarán dispuestos a adquirir trabajo al
menor costo posible, sin embargo, en su búsqueda deberán ofrecer un precio lo
suficientemente alto como para atraer personas de otros procesos productivos.
De modo similar, el productor no podrá ofrecer salarios superiores a lo que
supone que se pagará por sus bienes finales. En otras palabras, el productor no
puede pagar, en el largo plazo, por el trabajo menos ni más que su rendimiento
marginal. Si paga menos, otros productores le quitarán el trabajo ofreciendo
mejores salarios, si paga más, sufrirá pérdidas. Del mismo modo que es
incorrecto hablar de precios fuera del mercado, lo es hablar de salarios fuera
del mercado.
Algunas corrientes u opiniones
sostienen que los salarios no se determinan de modo similar al resto de los
precios en el mercado debido a un monopolio de demanda por parte del “sector
empresario” o productor. Sin embargo, los productores se encuentran en la misma
situación frente a los oferentes de trabajo que con el resto de los oferentes
de los otros factores de producción. Si no pagan lo suficiente, no podrán
producir. Si pagan demasiado, sufrirán pérdidas. En ambos casos, a la larga,
debe salir del mercado. Si por algún motivo, todos los empresarios y
productores se ponen de acuerdo para ofrecer salarios mas bajos a los del
mercado, deberán gozar de la protección gubernamental para que sus medidas
tengan efecto. La única manera de que estos precios permanezcan por debajo de
su nivel de mercado es que el estado impida la entrada a nuevos competidores.
Dada una situación donde todos los empresarios paguen un salario menor al del
mercado en una especie de confabulación contra el trabajador, el resultado
inmediato es un importante margen de ganancias el cual servirá de incentivo
para que nuevos productores intenten competir aún pagando salarios más cercanos
al de mercado. Incluso cabría la posibilidad, que dentro de este cartel
protegido por el estado, alguno de ellos comience a quitar trabajo de sus
competidores ofreciendo salarios superiores a los acordados. Sin embargo, en un
libre mercado, estos acuerdos no tienen éxito, y la remuneración de todos los
factores de producción tiende a los niveles de equilibrio.
Una de las bases de estas
argumentaciones también suele ser que el individuo debe aceptar lo que el
empresario desee pagarle por sus servicios ya que no posee el mismo “poder de
negociación”. Las personas sólo poseen su trabajo como método de subsistencia y
no pueden esperar una “buena oferta”, por lo que se ven obligados a aceptar el
salario que le ofrecen, por más bajo que sea. El empresario puede esperar más
tiempo que el individuo que necesita trabajar. Lo que se encuentra detrás de
estas argumentaciones, es que el empresario se queda con la diferencia entre el
salario de mercado y lo que realmente paga a sus empleados. Sin embargo, como
vendedores, el mercado los llevará a través de la competencia a incrementar su
producción y bajar sus precios. Si los productores se embolsaran “la diferencia
entre el precio y los salarios”, las ganancias atraerán nuevos competidores al mercado.
En última instancia, la diferencia quedaría en manos de los consumidores, no de
los productores. La única manera de lograr que los productores se queden con la
diferencia por la reducción de salarios es que halla un monopolio (de facto)
general en todos los procesos productivos de mercado. El error esta en asumir
que es una empresa frente a muchos trabajadores la que decide cuándo y bajo que
condiciones tomar nuevos empleados, cuando en realidad son muchas empresas las
que deben competir por los individuos que están buscando empleo, corriendo el
riesgo de perder personal capacitado sino los toman rápidamente y con salarios
competitivos. El trabajo es el factor de producción más escaso y menos
especifico, cualquier productor que decida disminuir sus salarios puede perder
sus empleados por mejores salarios en cualquier otro proceso productivo de
cualquier otra actividad.
Muchas de estas confusiones surgen de
tratar el trabajo como algo no específico y general. Sin embargo, lo que se
demanda y ofrece son ciertas cantidades de ciertos tipo de trabajo con
determinadas cualidades particulares. Cualquier productor que se encuentra
buscando trabajo, debe quitarlo de otros procesos productivos o del desempleo
voluntario en el que se encuentren las personas, el único medio que tiene para
lograrlo es ofrecer mejores salarios y condiciones de trabajo. Exactamente lo
mismo que sucede con cualquiera de sus factores de producción.
La determinación de los salarios
sigue el mismo camino que la determinación de los precios. En los precios de
los bienes y servicios finales no sólo se encuentran implícitos los pagos a los
factores físicos de producción, también se encuentra implícito el salario del
trabajo que se requiere para su producción.
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